La Grita Patriotera
Ofensiva pro compras de armamento vuelve a ponerse en escena
Empecemos por reconocer una triste verdad: muchos de los grandes inventos de los que podemos preciarnos, deben su nacimiento, desarrollo o plenitud, a la interminable lista de guerras sostenidas desde que el género humano se echo a andar. Algunas conflagraciones eran y son inevitables: sobrevivencia de la especie que le llaman. Otras, casi todas las otras, provienen de la codicia o la envidia que surge frente al prójimo después de la elemental demarcación del territorio.
Así somos, pues, de tamañas miserias y paradojas está hecho el barro humano. ¿Eran necesarias tantas guerras y horrores para llegar a esto? La historia parece demostrarlo ¿Es necesario seguir en lo mismo para alcanzar nuevos prodigios? Tal parece, aunque un número creciente considere cada vez más insoportable semejante destino.
¿Lecciones del pasado?
En todo caso, en el Perú no hemos aportado demasiado a la ciencia militar. Salvo el curare y la cohetería de Paulet, pionera de los vuelos espaciales, no hay mucho mas que seguir enumerando. Desde inicios de la república hemos gastado, en cambio, considerables sumas en armamento y no hemos llegado a mayor cosa, ni en la defensa ni, felizmente, en el ataque. Aquí los uniformados dicen que perdimos nuestra conflagración más traumática por falta de armamento. Faltó, es cierto, pero sobre todo, faltó integración, educación, equidad, respeto entre paisanos. Como las hordas suizas que aniquilaron a los caballeros ausburgos, las masas campesinas del Perú hubieran podido acabar a pedradas con el nada caballeroso invasor, si hubieran estado debidamente motivadas e integradas al Perú oficial.
La historia, dicen muchos, se repite. Nuestro vecino se arma sin tregua, se dispone a atacarnos y nosotros estamos en la indefensión por falta de pertrechos. Si Chile, el hermano menos querido del vecindario, se dispusiera realmente a atacarnos en breve, nos derrotaría en el terreno militar aunque compremos algunas fragatas más y unos cuantos aviones o tanques nuevos. El desequilibrio es muy grande y no solo en el terreno militar sino, sobre todo, el más importante, el que debemos ahora saber privilegiar: el terreno del desarrollo.
El Perú necesita hacer inversiones que conviertan a sus pobres habitantes en ciudadanos eficientes y prósperos. Debe ser un país seguro en términos jurídicos y de orden interno y necesita llevar incesantes e inteligentes negociaciones internacionales para garantizar la paz en la región. Sus fuerzas armadas tienen, por lo mismo, que ser transformadas íntegramente y sus fuerzas policiales necesitan ser debidamente potenciadas. Si logrados estos objetivos, le sobran ingresos para juguetes bélicos, a lo mejor puede gastar en ellos, pero, por ahora, solo debe tener lo imprescindible para un patrullaje seguro y para garantizar la tranquilidad interna y el crecimiento económico.
Botas y botines
El escenario bélico es, desde luego, improbable (para empezar la administración estadounidense no lo permitiría), pero recalienta las mentes de patriotas y patrioteros, da munición a los demagogos y permite curiosos cargamontones detrás de las aspiraciones castrenses y la voracidad de los comerciantes de armas. Hace poco los ex comandantes de la armada exigieron, muy orondos, que se compren las fragatas. Cuan grato hubiera sido oírlos con esa misma energía protestar cuando Fujimori, Montesinos, y decenas de uniformados se levantaban cientos de millones de dólares. Con semejante fortuna, bien hubieran podido tener a estas alturas varias fragatas en alta mar, ¿no les parece?
Pero no solo de fragatas viven las fuerzas bélicas. No tardará en salir un comunicado de los ex comandantes de la fuerza aérea pidiendo nuevos aviones de guerra, aunque necesitemos helicópteros y aeronaves para la Amazonía. Dicen que Humala, por su parte, desde su bien remunerada e innecesaria agregaduría en París, le habría escrito a su comandante general pidiéndole que el ejercito realice “las adquisiciones militares necesarias”, para lo cual, otros generales en retiro ya hablan de nuevos fondos impositivos.
En suma, un previsible desfile de pedidos y presiones, en tiempos en que la patria, bueno es repetirlo, necesita sabiduría y soldados de la ley y no afiebrados chauvinismos ni leyes de los soldados.